Las rondas nos regalan doble sabiduría; el decir popular, cuerpo y alma que surgen de la tierra para mostrar la tradición, el vitalismo, el amor --sobre todo, germen de la vida-- y el humor; también el decirlo líricamente, cantando --como pueblo que sabe vivir en buena armonía-- esa quintaesencia a una sola voz con la pureza, bien acordada, de los instrumentos sencillos de cuerda, viento y percusión.